Semiótica de una intervención urbana propuesta en el Barrio Alberdi de Córdoba, (AR)
I. Construcción del territorio
"La representación asociada a un signo debe distinguirse de la denotación (Bedeutung) y del sentido (Sinn) de ese signo. Si un signo denota un objeto perceptible por medio de los sentidos, mi representación es un cuadro interior (Inneres Bild), formado por el recuerdo de las impresiones sensibles y de las acciones exteriores o interiores a las cuales me entregué. En ese cuadro, los sentimientos penetran las representaciones; la distinción de sus diversas partes es desigual e inconstante. En el mismo individuo, la misma representación no siempre está ligada al mismo sentido, pues la representación es subjetiva (Die Vorstellung ist subjektiv); la de uno no es la de otro (...). Es allí donde una representación se distingue esencialmente del sentido de un signo. Este puede ser la propiedad común de varios individuos: no es por lo tanto parte ni modo del alma individual, porque no se puede negar que la humanidad posee un tesoro común de pensamientos (einen gemeinsamen Schatz von Gedanken) que se transmite de una generación a la otra" (G. Frege, citado por Eliseo Verón, 1996).
Avenida Colón (antiguo camino a la Punilla, paso de carretas a La Rioja), almacenes típicos en ochava
De acuerdo con el señalado crecimiento de las poblaciones urbanas, el barrio de Alberdi, en la ciudad de Córdoba, participa del proceso continuo de aumento de su población, con una consecuente diversificación cultural, según sean las procedencias de los nuevos habitantes que el barrio recibe continuamente.
Ciudadanos peruanos, jóvenes estudiantes de la zona pampeana, trabajadores del Noroeste argentino, sumados a los flujos migrantes internos de los nativos de la ciudad, producen una trama de significaciones encontradas que participan directamente en la formación de su objeto* y por ello se traducen en políticas específicas o en acciones en lo social, según los diversos casos.
Por "políticas" quiero designar a todas aquellas acciones sociales que emergen como programas articulados sobre ciertos cuerpos, según ciertas representaciones de unas necesidades como grupo. Un ejemplo sería la decisión de acordar, un grupo de vecinos, medidas de seguridad que excluyan a determinados cuerpos de determinados lugares debido a la representación que de ellos se hacen como peligrosos.
Las diferencia con las "acciones" en lo social es que éstas pueden ser individuales e inmediatas, si bien se encuentren igualmente determinadas por las representaciones de un grupo de referencia. Un ejemplo de acción social en este sentido, sería las sanciones negativas (insultos, gritos) contra un habitante "blanco" (o "rubio", o "gringo") que se atreva entrar en los sectores vividos como "negros" del barrio.
Sumado a la multiplicidad de los sistemas significantes que esta adición humana constante produce, otro proceso es el de sustitución de los sistemas habitacionales tradicionales del barrio (grandes casonas familiares, luego transformadas en pensión; casas divididas, departamentos internos y largos pasillos) por grandes estructuras que permiten el alquiler masivo y funcional, generalmente para jóvenes estudiantes.
Estas infraestructuras plantean unas determinadas posibilidades de intercambio marcadas por la individualización progresiva y la atomización de las instancias más básicas de la socialización. Los diseños italianistas a la barata y algunos resabios del funcionalismo arquitectónico comienzan a pulular ciegamente en un barrio que pierde sus últimos baldíos, su gran patrimonio edilicio y concreto capital cultural. El edificio del almacén Victoria ya fue derrumbado, el viejo Teatro Colón es puesto a la venta. No habrá nada para el barrio a cambio de ellos.
Antigua casa de juego y citas en Vieytes y Caseros
La ausencia de espacios públicos que no sean los signados por la obligatoriedad de los consumos mercantilizados, como lo si lo son la peluquería, la panadería, el banco, etc, resalta el hecho de que es en estos espacios donde se evidencia dramáticamente la necesidad de los vínculos interpersonales. El establecimiento de vínculos proporciona plataformas de circulación simbólica (discursos, imágenes, rituales) donde el individuo puede auto- representarse, recortándose en oposición a los demás.
Por obvia ecuación, la supresión progresiva de los socius implica una disminución en el ejercicio de una actividad: la simbólica, relacionada con la auto-representación, propia de la autonomía del individuo, posible en la seguridad que brinda el grupo.
Destaca la importancia de los vínculos que hacen posible a la persona, la definición de sujeto de Pichón Riviere, "...la que nos da cuenta de un sujeto emergente, configurado en un sistema vincular, a partir del interjuego fundante entre necesidad y satisfacción , interjuego que permite a la vez una dialéctica subjetiva" (citado por: Schvarten, 1997. p. 88).
El vínculo con el hábitat presta, además, la satisfacción que dan los territorios a los individuos:
"El territorio puede ser relativo a un espacio vivido, tanto como a un sistema percibido en el seno del cual un sujeto se siente en casa. El territorio puede desterritorializarse, es decir, abrirse, implicarse en líneas de huída, partirse en estratos y destruirse. La reterritorialización consistirá en una tentativa de recomposición de un territorio comprometido en un proceso desterritorializante (Guattari, pág. 135).
Esto dicho, resalta el pleonasmo: si no hay vínculo, no hay hábitat como tal.
Creemos que estos dos tipos de espacios, que podríamos llamar reivindicado, cuando se trata de asumir lo dado y propio, cuando se trata de una construcción que los sujetos realizan según la propia evaluación de las necesidades, plantean las distancias que van desde el consumidor al ciudadano, y un poco más acá, la que va de la función (como mero engranaje del sistema) a la persona.
La expansión de los nuevos modelos altera los modos sociales de interacción que habían sido construidos por el uso común, como cuando familias del barrio, a causa de su amistad, solían elegir terrenos contiguos donde construir sus viviendas, dejando una puerta en las medianeras para pasar cómoda y rápidamente de una casa a la otra.
Aún en algunas casas de departamentos (como la de quien escribe) se festejan en común los acontecimientos de cada habitante como cumpleaños, llegada de parientes de otras provincias o del interior de Córdoba, logros personales como lo es conseguir trabajo, etc; además de las fiestas tradicionales como Navidad o Año Nuevo
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Información extractada de:
café de las ciudades conocimiento, reflexiones y miradas sobre la ciudad
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